lunes, 20 de junio de 2011

Estrategias para abordar la enseñanza de un Sistema Alternativo de Comunicación


Mª Victoria Gallardo Jáuregui
Begoña Espejo de la Fuente


Cómo empezar

Para garantizar la introducción de uno o varios sistemas alternativos y aumentativos de comunicación es necesario facilitar situaciones controlables que ayuden a la anticipación de lo que va a ocurrir y, posteriormente, al control de las propias acciones sobre el entorno. En este sentido deben utilizarse actividades que pongan en juego estrategias comunicativas básicas (anticipación, elección y representación).


Calendario de actividades

El mejor entorno para aprender a utilizar un SAAC es el cotidiano, dentro de la rutina diaria, en cualquier momento del día.

La presentación y seguimiento de un calendario con actividades cotidianas, tanto en el hogar como en el centro educativo, servirá para que el usuario anticipe lo que va a suceder, y por tanto, a que aprenda a controlar sus acciones. No olvidemos que el lenguaje es un instrumento para comprender y controlar el medio.

Muchos niños y niñas con problemas de comunicación tienen dificultades para la estructuración espacio-temporal y pueden utilizar este procedimiento con mayor o menor complejidad, de acuerdo con sus posibilidades. El calendario más simple puede fabricarse con objetos reales, representativos de las actividades diarias elegidas, (se comienza escogiendo las que se repiten cada día de la semana, dentro de un mismo horario), colocándolos en un casillero horizontal o vertical. Se comenzará por una estructura diaria (casilleros de un solo día) hasta llegar a la semanal (casilleros de 7 días).

 Para utilizar el calendario por primera vez con un niño o una niña se sugiere el siguiente procedimiento:

1)     Se muestra el objeto justo antes de hacer la actividad, mientras se le habla y se realiza algún gesto ya acordado (por ejemplo, un cuento, porque es la primera actividad que se hace al llegar a la clase).

2)     Se permite al usuario que manipule el objeto.

3)     A continuación, acompañado del adulto, tiene que colocarlo en el primer casillero a la izquierda, cuando se trate de la primera actividad del día del calendario. Si no camina se hará que éste sea accesible, colocándolo sobre una mesa a modo de estantería.

4)     En actividades posteriores colocará el objeto en el casillero que vaya a continuación, mientras las casillas siguientes continuarán vacías. De esta forma cada actividad queda representada por un objeto, con una secuencia temporal, espacialmente trazada de izquierda a derecha. Quedarán casillas vacías a la derecha que permitan añadir nuevas actividades.

Transcurrido el tiempo suficiente para aprender conductas de coger el objeto correspondiente antes de realizar la actividad diaria, ir al lugar indicado o llevar al adulto hacia él, podrá introducirse paulatinamente el uso de fotografías, dibujos y, o palabras en sustitución de los objetos. Paralelamente se pasará a la presentación del calendario semanal. De esta forma este se irá haciendo cada vez más complejo, menos concreto.

Cuando los usuarios conozcan algún sistema pictográfico o simbólico, el calendario deberá construirse sobre un panel vertical  u horizontal accesible, en el que se puedan pegar y despegar tarjetas móviles u objetos, fáciles de manejar.

Si existen dificultades motrices, y es difícil la manipulación de objetos o tarjetas, éstos podrán pegarse sobre los soportes adaptados a sus posibilidades; si la dificultad está en colocarlos en los casilleros, éstos se sustituirán por una superficie más amplia, en la que puedan ser introducidos o pegados con velcro, por ejemplo.


El uso de objetos de referencia

Cuando una persona carece de estrategias de comunicación o desconoce formas de interacción con el medio para comunicar sus necesidades y sentimientos, necesita disponer de mecanismos que le ayuden a hacerlo.

Los objetos de referencia ofrecen un punto de partida. Se utilizan de la misma manera que las palabras cuando se emiten o se escriben. Suelen formar parte de lo que representan o ser un elemento esencial de lo representado y obtienen su significado cuando se asocian a una misma actividad (OCKELFORD, 1994). El objetivo fundamental es que la presentación del objeto facilite el desarrollo del pensamiento acerca de una actividad, lugar o persona que representa. Su uso ofrece múltiples ventajas:

-        Anticipando lo que va a ocurrir (cuándo, con quién, dónde).
-         Reduciendo la ansiedad, la inseguridad y la indefensión.
-         Facilitando la expresión de necesidades  y elecciones.
-         Facilitando la comunicación con objetos y personas.
-         Facilitando la autonomía (reducir la dependencia de los adultos).

Los objetos de referencia deben utilizarse siempre con otras formas de comunicación (lenguaje gestual, lenguaje oral), partiendo de situaciones cotidianas que exijan hacer demanda de necesidades (alimentación, aseo, sueño…) y de intereses personales.

Los objetos elegidos deben ser muy diferentes entre sí, y cada uno de ellos lo más concreto posible. No pueden ser los preferidos ni aquellos que produzcan rechazo. Deben ser utilizados en las mismas situaciones, por las mismas personas, con las mismas estrategias. Cuando la persona “capta”, comprende que el uso del objeto le ayuda a anticipar lo que va a ocurrir, comenzará a cogerlo antes de que suceda algo que quiere, poniéndose en marcha un proceso de simbolización lingüística.

El siguiente paso debería ser  el uso de partes de objetos para representar la totalidad (se trata de la representación del esquema o gestalt por una de sus partes).  Pongamos un ejemplo en el contexto de la alimentación: antes de ir a comer se muestra al niño  babero, que significa comida; semanas más tarde se corta un trozo de ese babero y se coloca a su lado antes de comer hasta que transcurra el tiempo suficiente para que aprenda a asociarlo con la comida. El siguiente paso consiste en pegar ese trozo de babero sobre una hoja de un cuaderno, y a su lado un trozo de la comida que va a comer, para que pueda tocar ambos (babero y tipo de comida significan “voy a comer”). Los objetos pueden reducirse hasta convertirse en una representación táctil de los mismos, con valor simbólico.

Las actividades cotidianas y el uso del calendario son los medios más efectivos para introducir objetos de referencia.


La comunicación intencional

Para poder utilizar con éxito un sistema de comunicación basado en los símbolos, el usuario tiene que aprender que el uso de un objeto puede servir para comunicar una preferencia y, posteriormente, que dicho objeto represente algo.

El objetivo de un programa de comunicación debe ser que el participante realice opciones de forma activa a partir de un programa de lenguaje que le exija  identificar objetos o imágenes debidamente etiquetados (Shane y Costello, 1988).  Para ello hay que dar oportunidades para elegir, esperar las respuestas del usuario y proporcionarle inmediatamente la opción elegida. Los programas individuales pueden incluir el siguiente procedimiento, siempre en situaciones comunicativas reales:

1)     Conseguir varios objetos preferidos (“altamente positivos”) por duplicado correspondientes a la situación en que van a ser presentados.

2)     Conseguir objetos de bajo o nulo interés (“ligeramente negativos”) por duplicado, correspondientes a la situación en que van a ser presentados.

3)     Colocar un objeto “positivo” y otro de bajo interés de forma visible, de forma que no se puedan coger. Pueden utilizarse recipientes transparentes: cubos fotográficos, cajas o casilleros de metacrilato de grandes dimensiones, que permitan ver los objetos pero no tocarlos. Las opciones deben presentarse claramente y espaciarse, con el fin de facilitar unas respuestas claras y fácilmente interpretables. En cada sesión habrá que variar el lugar de presentación de los objetos, con el fin de asegurarse que la elección no depende de su localización.

4)     Preguntar al usuario lo que quiere ("¿qué quieres?"). Esperar a que señale una opción como respuesta. Las opciones deben ser expresadas verbalmente por el interlocutor, así como la respuesta cuando la persona señale la opción correspondiente, con el fin de proporcionarle claves visuales y verbales.

5)     Cada vez que intente tocar o toque el recipiente que contenga el objeto deseado se le dará inmediatamente su duplicado, para que mantenga una interacción con la opción elegida al menos durante 5 segundos. De esta forma se pretende demostrar el valor de representación del objeto. Además, el adulto deberá ofrecerle información verbal y gestual (has elegido el…, aquí está el…).

Tras realizar repetidas pruebas a lo largo de varios días, si el usuario evita claramente la opción negativa y elige de forma consistente la opción positiva, resultará evidente que ha comprendido la tarea. La tarea se complicará presentando sólo objetos preferidos, o sólo “negativos”, o todos desconocidos, etc.

Cuando sea capaz de elegir entre varias opciones y lo que significa su elección (conseguir algo), se debe proporcionar un nivel más exacto de representación, utilizando en el procedimiento fotografías, dibujos o pictogramas a la vez que los objetos, para terminar eliminando éstos De esta forma  se facilita la presentación de las opciones y se dispone de un medio más funcional para la comunicación independiente. Puede ser entonces el momento de comenzar a utilizar un panel de comunicación.


Introducción del lenguaje gestual

Todas las actividades comunicativas, por muy simples que sean, deben ir acompañadas de gestos básicos relativos a actividades cotidianas (dormir, comer, ir al aseo, ir al patio, jugar) realizados por parte del adulto a la vez que emplea el lenguaje oral.

No debe omitirse ninguno de estos pasos, aunque haya problemas visuales, en cuyo caso los gestos se harán más cerca y dentro del campo visual de cada persona. Cuando la atención visual (o la agudeza visual) sea escasa se utilizará el apoyo físico, cogiendo suavemente sus manos y haciendo el gesto correspondiente, frente a ella, o por detrás, en posición de abrazo. De esta manera se favorece el aprendizaje del gesto a través del movimiento y se refuerza la atención visual.

En el caso de problemas motrices que dificulten la ejecución exacta de los gestos, se realizarán las adaptaciones necesarias en el movimiento y la forma de las manos, respetando en lo posible el original.

Para introducir la enseñanza de gestos, el adulto ha de situarse frente al usuario y emitir el gesto correspondiente a una palabra o acción sencilla, dentro de un contexto comunicativo. La capacidad para establecer contacto visual o mantener la atención visual sobre personas y objetos debe considerarse de forma flexible, no como un prerrequisito. Son habilidades que deben formar parte de cualquier programa de comunicación pero no son una condición previa a la puesta en marcha del proceso de enseñar a un niño a comunicarse (Tetzchner y Martinsen, 1991). Pongamos un ejemplo:
   
  • Primer paso: la profesora llega todas las mañanas y pide a los niños y niñas que saluden uno a uno y que digan su nombre.
  • Segundo paso: cuando dice “hola”, realiza el gesto correspondiente y se dirige a Juan, que carece de lenguaje oral para que también le salude gestualmente, ayudándole con su mano si no lo hace o no puede hacerlo solo, sin exigirle realizarlo solo. Utilizará esta ayuda el tiempo que haga falta; no importa que parezca que no presta atención o que “no aprende”, o que no lo repita de forma espontánea.
  • Tercer paso:a continuación la profesora dice su nombre y pregunta a cada niño cómo se llama (gestual y oralmente). Juan participa tambien de la pregunta haciéndosela a otros compañeros, con ayuda física de la profesora. Cuando se le pregunta a él puede responder con el gesto correspondiente a la vea que se le muestra su fotografía.

El éxito de este tipo de procedimiento dependerá de la constancia en su utilización por diferentes personas, en todos los contextos cotidianos, escolar y familiar.

La enseñanza de un sistema gestual de manera formal puede comenzar cuando se observe la capacidad de utilizar señales (por ejemplo, empujar al adulto para que le de algo, señalar con el dedo) y símbolos (fotografías, tarjetas) con intención comunicativa.

Con el fin de facilitar al máximo la comunicación entre todas las personas que utilizan el sistema gestual, profesionales y usuarios deberían utilizar los gestos convencionales correspondientes al sistema de signos de la comunidad sorda.


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